“Demostramos que le podemos competir a cualquier rival”

Fran González-del Pino, autor de la patada ganadora del Pasek Belenos en Ordizia, anima a sus compañeros a «seguir laburando»

Tiene 26 años, vive su segunda temporada en el Pasek Belenos y se ha ganado ser una pieza clave en el esquema del equipo. Lo fue el pasado curso para Pablo Artime y el domingo se coronó en Ordizia logrando en el último suspiro una patada desde 55 metros, más allá del centro del campo, que sirvió en bandeja cuatro puntos de oro para el conjunto avilesino.

El lanzador principal del equipo es Rafa Migale, que sólo había errado un golpeo hasta el momento. En la plantilla está también el zaguero Indy Mark Mulot, que el pasado curso fue el pateador habitual de La Vila, pero Fran no lo dudó. El equipo estaba dos puntos por debajo, quedaban como mucho dos jugadas más de partido y había que tomar una decisión: buscar la banda para apostar a un ensayo a través de touche o probar fortuna con un lanzamiento a palos.

Pocos jugadores se atreverían a un reto mayúsculo: acertar desde 55 metros, aunque la pelota estuviese centrada. Y la sorpresa fue mayor cuando el ’13’ blanquiazul se dispuso a ello. Sin apenas carrerilla, soltó un zapatazo con su pierna izquierda que hizo que el balón se colase entre los tres palos, ajustado pero dentro. Júbilo blanquiazul tanto en el campo como en la ciudad a través de las pantallas.

Humilde, característica común en todos los jugadores de rugby, deporte de caballeros, el argentino de Córdoba con pasaporte italiano tampoco se quiso dar demasiada importancia tras el partido, centrándose en hablar del partido realizado por el grupo. «Fue duro, de mucho contacto. Sabíamos que iba a ser intenso pero venimos laburando para esto. Estamos preparados y creo que podemos competir a cualquier equipo y eso vinimos a demostrar», explicó.

No parece que el ‘highlight’ le vaya a convertir en el pateador principal del equipo, pero sin duda se ganó ser una opción para momentos puntuales, sacando a relucir un arma que se une a su facilidad para ensayar, pues se trata de un jugador rápido y desequilbrante pese a sus 1,84 metros de altura y 87 kilos de peso. «Estamos pensando ya en lo que sigue, que serán partidos duros. El próximo jugamos en casa con nuestra gente. Eso suma, y nos toca seguir laburando». De una opinión similar es el capitán Juan Aristemuño, que se marchó de Ordizia con un sabor «más dulce si cabe» por ganar al final.